viernes, 2 de noviembre de 2012

Sesión 2: Enemigo Revelado

La mañana amanecía tranquila en las fértiles tierras Grulla, tras una noche de sueño inquieto, los samurais liderados por Hukuro Kento se dispusieron a desayunar. En el grupo había algo de disensión, por un lado, Kento era partidario de investigar sobre el ataque, mientras que los shugenjas, Yoshimitsu e Izumi, argumentaban que ellos tenían que cumplir con su deber, y que los problemas que tuviera Ieku con bandidos y asaltantes, eran problemas de él, y en todo caso, de la Grulla.
Pero antes de que llegaran a un acuerdo, el señor de las tierras les envió un mensaje, para que se reunieran con él en su casa. Una vez allí, Ieku les pidió humildemente disculpas, e insistió en que tenía que lavar esa afrenta. Para ello, los invitó a pasar la noche en las nuevas estancias de invitados, y los agasajó con una fiesta, además de entregarles unos colgantes con una piedra de jade. A pesar de las reticencias de los samurais del Buho, la noche pasó sin incidentes, y la mañana siguiente, se prepararon para partir.
Cuando salían de la casa, pasando por el patio donde los Ronin entrenaban, Yoshimitsu vio algo que llamó su atención. Uno de los ronin era aquel al que había quemado en el rostro, durante el ataque en la casa de té. Disimuladamente, comentó el hecho con su compañera shugenja y con Kento, que por ahora continuó su camino.
Volvieron las disensiones en el grupo. Los shugenjas abogaban por seguir, pero el honor de Kento e Daiki les impelía a avisar a su anfitrión de que tenía una serpiente infiltrada en su propia casa. Al final, tras simular una enfermedad y retornar a la casa, y después de unas poco encubiertas investigaciones, Daiki se entrevistó ante Ieku, revelándole la existencia del ronin.
Ieku se preocupó, y agradeció enormemente el honor de Daiki, así como felicitó al Daimyo del Buho si poseía hombres de tal valor y entereza.  De ese modo, al fin, la comitiva continuó su camino hacia tierras Fénix.
El día avanzó, y cuando se acercaba la noche y los samuráis comenzaban a plantearse lo de dormir al raso, Kento tuvo un extraño presentimiento, como si se sintiera observado. Detuvo su montura y se giró, en el momento en el que una flecha se clavaba profundamente en su hombro. Por fortuna, los Kamis quisieron que su armadura y el vacío evitaran la mayor parte del daño.
¡¡Una emboscada!! De los matorrales cercanos, a ambos lados del camino, surgieron guerreros embozados. Los dos shugenjas reaccionaron con rapidez. Izumi cantó una plegaria a los espíritus de fuego que respondieron con furia, alzándose en la zona donde se encontraban un arquero y un guerrero. Por su parte, Yoshimitsu entonó un cántico con voz estentórea, y alzando una mano, invocó la furia de Osano Wo, la Fortuna del Trueno, que lanzó un relámpago sobre el otro arquero.
Mientras tanto, tanto Daiki como Kento se abalanzaban con velocidad contra los dos guerreros. Daiki cruzó aceros con uno de los encapuchados, y pronto comenzó a abrumar a su rival con sus certeras y potentes estocadas.
A su vez, Kento desenvainó con un fluido movimiento y sajó el rostro de su rival, que retrocedió con la cara al descubierto. La consternación del primogénito de los Hukuro fue evidente cuando se percató de que el asaltante era Taku, un honorable guerrero que estaba al servicio de Ieku contra su voluntad.
Los shugenjas seguían descargando su furia contra los asaltantes, y Daiki seguía su combate, pero en medio de toda la furia, en mitad de la tempestad desatada, una ráfaga de viento hizo ondear los ropajes de Kento y Taku, que enfrentaban sus miradas.
Kento supo, sin saber cómo, que el ronin hacía esto porque aún conservaba algo de honor, ese algo que le obligaba a cumplir el mandato de su señor. Taku retrocedió, envainó su espada, y asumió postura de duelo. En sus ojos se leía la súplica. El bushi del Buho no tenía porque aceptar el desafío, a fin de cuenta era un ronin, un descastado, al que no debía respeto ninguno.  Pero Kento sabía lo que pasaba por el interior del ronin, de modo que también envainó su arma.
Pasaron los segundos, convertidos en minutos. El tiempo pareció ralentizarse, apenas veían nada que no fuera a su rival. Repentinamente, Taku empuñó su katana, y Kento dudó. Pensó que no sería lo suficientemente rápido, que fracasaría, que deshonraría a su clan. Pero rápido como un relámpago, su katana abandonó su saya, y una profunda línea carmesí brotó del pecho del ronin, que aceptó su derrota de inmediato.
Los samuráis procedieron a interrogarlo, y éste reveló que su señor, Asahina Ieku los había mando a matar porque “ya tenía lo que quería”.  Ante estas palabras, un escalofrío de pánico recorrió la espalda de Izumi. De un salto, alcanzó su montura, miró en su equipaje y vio la caja.  Pero cuando la cogió, no notó su característica aura maligna.
Con manos temblorosas, trató de abrir la antes sellada caja, que se abrió con facilidad… Vacía
Sin saber cómo, ni por qué, habían sido engañados.
Asahina Ieku les había robado lo que hubiera en el interior de la caja. Habían fallado a su señor y a su clan.

martes, 30 de octubre de 2012

Personajes: Hukuro Izumi

 
 
 
 
Vida y muerte. Luz y Oscuridad. Amor y Odio. Sangre y fuego. Honor y traición.

La existencia de Hukuro Izumi se balancea sobre el filo de una espada desde su nacimiento. Cuando su madre estaba en cinta, y faltaban 6 semanas para el alumbramiento,  su padre se vio obligado a abandonar su hogar para acudir a la guerra, en apoyo al clan Grulla. Su madre descansaba cuando un extraño accidente incendió la casa familiar. Varios samuráis acudieron en su ayuda, pero cuando la encontraron era demasiado tarde. La mujer agonizaba con grandes quemaduras que habían carbonizado su carne. Falleció antes de que un Shugenja pudiera asistirla. Sin embargo el shugenja creyó que se podía salvar a los nonatos. Amigo de la familia no vaciló a la hora de tocar el cuerpo y tras hacer un corte en el vientre extrajo al bebé. El minúsculo cuerpo estaba completamente calcinado. Los hombres, apesadumbrados, perdida toda esperanza, estuvieron a punto de alejarse del cuerpo cuando un llanto los hizo sobresaltarse. Dos habían de nacer, y solo una lo hizo. Vida y muerte.

Hubieron muchas preguntas y rumores de mi nacimiento durante mi vida. Pero durante toda mi infancia me fue ocultado. Crecí y nací como una niña normal, mientras los demás veían como algún tipo de demonio crecía entre ellos.

El Shugenja que me rescató del cuerpo inerte de mi madre, Shatoshi, se hizo cargo de mí hasta que llegase mi padre. A los meses de cumplir los 5 años, el grupo de samuráis que el clan Hukuro envió en apoyo del clan Grulla volvió tras 6 años de campañas militares, mi padre no volvió con ellos. Recuerdo el momento en el que me tendieron un objeto envuelto en una especie de capa. Recuerdo abrir el paquete y encontrar una katana, la que pertenecía a mi padre. Aquella noche tuve pesadillas, soñé con mi madre envuelta en llamas y mi padre desangrándose en el campo de batalla. Sangre y fuego.

Tenía 11 años y los preparativos hechos para acudir a la escuela de Shugenjas del Clan Fenix. Estaba emocionada, y Shatoshi orgulloso. Nunca le llamé padre, ni él me llamó hija, pero yo sentía ese vínculo entre nosotros. Aunque nunca lo dijo, yo creía que él también sentía ese vínculo y que me quería. La madrugada del día de mi partida tuve una pesadilla. Nunca conseguí recordar el sueño o su significado, pero recuerdo despertar entre gritos y contárselo a Shatoshi. El que era un padre para mí siempre se había mostrado sombrío respecto a mi destino. Una vez, aunque él no lo sabe, lo escuché decir que quizás hubiese sido mejor que yo hubiese muerto en aquel incendio. Ni si quiera aquel día lo vi tan sombrío como cuando le conté mi sueño. Recuerdo que me mandó a dormir, y que cuando desperté, aún de noche, lo encontré muerto en sus aposentos. Había cometido Sepukku. Retrocedí, asustada, ahogando un grito. Al tropezar caí contra una estatua, haciéndola romper la ventana. El viento que entró apago más de una docena de las velas que estaban encendidas. Yo quedé en la negrura de la noche, mientras que la oscilante luz de algunas velas iluminaba el cuerpo de Shatoshi, dibujando siniestras sombras vivientes en el suelo. Por un momento sentí que las sombras eran demonios que se reían de mí. Luz y oscuridad.

A los 15 años me enamoré. Es imposible decidir de quien te enamoras. Puedes elegir con quien vivir, pero el amor verdadero aparece sin avisar, aun cuando creías odiar a esa persona. Llevaba 4 años estudiando en tierras Fénix. Durante todo ese tiempo odié a Riotto con todas mis fuerzas. Hijo de nuestro sensei siempre era el primero de la clase. Sabía cada respuesta a las preguntas, obtenía los mejores resultados en los exámenes, y las mejores calificaciones. Cuando llegaba la hora de demostrar las capacidades jamás pudo medirse conmigo. Tenía un don especial con los kamis de fuego. Era capaz de igualar a Shugenjas Fénix que estaban terminando su entrenamiento. Pero Sottomi, nuestro sensei, jamás reconoció mis aptitudes. El resto de la clase tampoco me prestaba atención, y todo eran halagos para Riotto. Lo que más odiaba era que solo el propio Riotto elogiaba mis avances. No le costaba decir que creía que yo era mejor que él, que su padre exageraba, e incluso creo que mentía diciendo que había escuchado palabras de admiración sobre mí en su casa. El hecho es que lo odiaba y no sabía porque, hasta que lo amé hasta no saber cuanto. Nuestro amor fue corto, aunque intenso. Duró unas pocas semanas, cuando yo estaba a punto de volver a tierras del clan Hukuro. Riotto siempre me decía que me buscaría, que nuestro amor perduraría, pero no contaba con el destino. Un joven nos sorprendió. Un joven que envidiaba mi potencial y la fama de Riotto. No pudimos detenerle. Sottomi no me miró en la última semana. No dijo nada. Su hijo estuvo “enfermo” todo ese tiempo. El día de mi partida, Sottomi se me acercó, y me advirtió que no volvería a verlo a él o a su hijo. Que no volvería a tierras Fénix si sabía lo que me convenía. Riotto también acudió a despedirme. Sus palabras fueron: “Has causado deshonra a mí y a mi familia. No deseo volver a verte”. No lloré hasta semanas después, pero aún sigo llorando por las noches. Amor y odio.

Cuando volví a tierras del clan Hukuro ya era una samurái-ko. Me informé de las circustancias de la muerte de mi madre, me enteré de mi gemelo fallecido. De los rumores que me habían perseguido. Había llevado una vida honorable, pero había cosechado odio y deshonra allá donde había ido.  No puedo dejar de pensar que mi madre falleció por mí, quizás si no estuviera embarazada… Tampoco se como mi hermano pudo quedar calcinado y yo totalmente ilesa… Desconozco porque Shatoshi se quitó la vida… Y no alcanzo a comprender porque no puedo amar a quien mi corazón ama… Fuego, oscuridad, deshonor, odio y muerte me han acompañado toda mi vida.

Ahora el Daimyo de nuestro clan ha confiado en mí para una misión. La llevaré a cabo, cueste lo que cueste. Limpiaré mi nombre manchado de sangre, llenaré de luz mi camino y llevaré honor a mi clan y familia. Quizás necesite otra vida para poder volver a amar. Sin embargo he tenido más sueños. Extraños sueños en los que dirigo un ejercito destinado a salvar Rokugan, y otros en los que los hombres que me siguen son las fuerzas de Fu Leng, y los dirijo a destruir el imperio. Honor y traición.

sábado, 27 de octubre de 2012

Sesión 1: Llegada a Tierras Grulla



El día amaneció claro en las pequeñas tierras del Clan del Buho, mientras dos jóvenes samuráis recorrían los pasillos de Kyuden Hukuro en silencio. Hukuro Izumi y Hukuro Yoshimitsu, shugenjas de clan, habían sido llamado a presencia de su Daimyo. 

Su señor, un hombre inteligente, los esperaba con rostro grave, tomando un te humeante. Ante él, una caja envuelta en seda roja se encontraba sobre la mesa. Los samurái se inclinaron, esperando que el daimio les hablara. 

Hukuro Tetsuo les pidió consejo sobre la caja, un artefacto encontrado por su clan, del que se desconocía su contenido pues no habían sido capaces de abrirla. Los shugenja la estudiaron y pronto descubrieron que en su interior había algún tipo de magia maligna. Desconcertados, decidieron enviar dicha caja a sus aliados, los Isawa. Tetsuo estableció contacto con Isawa Daru, el mentor de los dos shugenjas, y éste los estaba esperando. 

Posteriormente, el Daimyo llamó a su hijo, Kento. Sabía que mantener buenas relaciones con otros clanes era fundamental para su supervivencia como Clan Menor, así que Kento iría para tratar de conseguir aliados y fortalecer los lazos del clan con el Fénix. Junto a los dos y a Kento, también iría Hukuro Daiki, el mejor amigo de Kento y su guardaespaldas. 

Partieron hacia el norte, atravesando tierras de sus aliados Grulla, camino a las posesiones de Asahina Ieku, un cortesano Grulla al que tenían que entregarle ciertas misivas. Avanzaron sin problemas hasta llegar a tierras de Ieku. 

El cortesano era un hombre agradable y atractivo, vestido con telas excelentes tal y como correspondía a un hombre de su estatus, pero los samuráis se percataron de que había pocos hombres en las tierras del Asahina. Y es mas, algunas bandas de ronin malencarados patrullaban las tierras y el pueblo cercano. 

Cuando Ieku fue interpelado por esto, les dijo que se debía a que la mayoría de sus tropas habían sido requeridos por su Daimyo por el temor a una guerra contra el Clan Leon. Teniendo en cuenta que el actual Hantei apenas prestaba atención a los Clanes, pasando el tiempo dedicado a su placer personal,  a nadie sorprendía tal cosa, pues las tensiones entre Clanes rivales amenazaban con estallar en cualquier momento. 

Además, Ieku les dijo que, lamentándolo mucho, no podían alojarse en su casa hoy, pues un incendio había destruido sus habitaciones de invitados. Podían pasar la noche en la aldea, en la Casa de las Cien Hojas, una casa de té. 

Entregadas las misivas, los samuráis se despidieron del señor y llegaron a la Casa de Te, donde un obsequioso heimin les atendió tal y como correspondía a su estatus. Vieron a varios viajeros en la casa, incluso algunos samuráis de otros clanes, pero no entablaron conversación con ninguno de ellos. 
 
Cayó la noche, y los samuráis fueron a dormir a sus respectivas habitaciones. Lentamente, sus respiraciones se fueron acompasando hasta que cayeron profundamente dormidos. Y así deberían haber estado hasta la mañana siguiente, pero lamentablemente, no fue eso lo que ocurrió. 

Izumi se despertó sobresaltada. Algo la había hecho despertar, y tras serenarse, trató de comunicarse con los kami de la zona por si habían visto algo extraño. Cual fue su sorpresa cuando descubrió que los espíritus de aquella zona habían sido expulsados. 

Se acercó a la puerta y la deslizó con suavidad. Justo cuando iba a dar un paso hacia el pasillo, un atisbo de movimiento por el rabillo del ojo la hizo retroceder, y un dardo de metal se clavó en el marco de la puerta. Unas figuras encapuchadas se acercaban hacia ellos vestidos como los mitológicos ninjas. 

- ¡Nos atacan – gritó la shugenja, mientras volvía a la habitación y cogía su bolsa de pergaminos. Daiki, siempre alerta como corresponde a un buen guardaespaldas, no tardó más que unos pocos segundos en estar en pie con la katana en la mano. 

El bushi abrió la puerta y se encontró con un enemigo. Lanzó un tajo y el enemigo cayó hacia atrás, rompiendo las paredes de papel con su peso. Justo en ese momento, un dardo se clavó en su cuello, pero el samurái apenas se percato, en la adrenalina de la batalla. 

Izumi volvió al pasillo. En sus manos, espíritus de fuego danzaban entre sus dedos, asemejando un látigo de fuego. Con un restallido, abrasó al enemigo que la había atacado con la cerbatana. Kento salió al pasillo y pasó justo al lado de Daiki, que acaba de rematar a su rival. 

El primogénito del clan, a pesar de no tener una apariencia de gran guerrero, efectuó un fluido movimiento letal, amagando un golpe por la derecha y lanzando una estocada horizontal que casi destripa al asaltante nocturno. 

La pelea llegó hasta el salón de te, donde Yoshimitsu, invocando el elemento fuego, quemó el rostro de otro de los asaltantes, rompiéndole la capucha y viéndole la cara. Por desgracia, este enemigo consiguió huir.

Cuando volvió la calma a la Casa de las Cien Hojas, los samuráis respiraban pesadamente, pero indemnes. Los otros visitantes de la casa salieron de sus habitaciones sobresaltados, y un grito resonó en la noche. Era la esposa del posadero, que estaba caída sobre el cadáver de su marido, degollado y desangrado en el suelo. Lloraba y se tiraba de los pelos, como una loca. Los samuráis apartaron la mirada, incómodos, poco acostumbrados a ver a alguien mostrar sus sentimientos de forma tan abierta. 

¿Quiénes los habían asaltado? ¿Y qué es lo que querían? 

Tendrían que esperar a la luz de un nuevo día para despejar sus dudas…

jueves, 25 de octubre de 2012

Escuelas del Clan

Escuela Bushi Hukuro:



El búho es un depredador, siempre vigilante, rápido como un relámpago. Teniendo en cuenta el animal que les da nombre, Hukuro desarrolló su escuela de kenjutsu teniendo en cuenta estos valores, y partiendo como base de su conocimiento de la esgrima Grulla.

Beneficio: +1 a Reflejos
Habilidades:  Kenjutsu, Kyujutsu, Iaijutsu, Defensa, Atletismo y dos Habilidades Noble o Bugei    
Honor: 5
Equipo Inicial: Armadura Ligera, Ropas Resistentes, Daisho, un arma cualquiera, equipo de viaje y 3 kokus.

-Rango 1: Siempre Vigilante
 Los bushi Hukuro siempre están preparados para actuar en cualquier circunstancia, atentos y vigilantes ante cualquier peligro. Reciben un +5 a las tiradas de Investigación/Percepción para evitar ser sorpendidos, y obtienen un +1g1 a las tiradas de Iniciativa.

-Rango 2: El Cazador entre las Sombras
El bushi Hukuro hace honor al animal que da nombre a su clan, y realiza un ataque inesperado que coge por sorpresa a sus enemigos. El samurái puede efectuar la maniobra Finta con un aumento en lugar de con dos.

-Rango 3: El Aleteo del Depredador
Como un ave de presa que se abate sobre su víctima, los bushi  Hukuro son veloces e implacables luchadores. Por ello, al utilizar armas con el descriptor Samurái, podrán efectuar ataques como acciones Simples en lugar de Complejas.

-Rango 4: El Deber del Protector
Los bushi Hukuro siempre están ojo avizor ante posibles peligros. Pueden gastar un punto de Vacío durante la fase de Reacción, para escoger como objetivo a un oponente que haya atacado al bushi o a su protegido en ese asalto. Obtiene un bonificador de +2g1 al total de las tiradas de Ataque y Daño contra ese oponente en el siguiente Asalto.

-Rango 5: La Garra del Cazador
Los bushi Hukuro utilizan este temible golpe como la estocada definitiva. Puedes activar esta Técnica con una acción Gratuita y el gasto de un punto de Vacío. Guardas tantos dados de daño adicionales iguales a tu fuerza, y si estos ataques impactan a alguien Tendido, obtienes un +0g2 al daño contra dicho objetivo.


Escuela Bushi Ryusen:

Ryusen, el fundador de la escuela, era un hombre fuerte y tenaz, y su estilo de combate es similar. El estilo Ryusen se basa en el aguante, en resistir los embates del enemigo para luego caer sobre ellos con la fuerza de una montaña.

Beneficio: +1 a Resistencia
Habilidades: Atletismo, Kenjutsu, Defensa,  Jiujutsu, Armas Pesadas y dos Habilidades Noble o Buguei cualquiera.
Honor: 4
Equipo Inicial: Armadura Ligera o Pesada, ropas resistentes, daisho, un arma pesada cualquiera, equipo de viaje, 3 kokus.

-Rango 1: Duro como una Roca
 El aguante de los samurái del estilo Ryusen en reconocido por todo Rokugan.  Por ello, obtienen una cantidad de Heridas adicionales por Nivel de Heridas igual a su Resistencia. Además, pueden añadir su Resistencia al resultado de las tiradas de daño de ataques cuerpo a cuerpo.

-Rango 2: Golpear en el Momento Justo
Tal y como indica la base del estilo Ryusen, los bushi esperan el momento justo para golpear de modo que causen el máximo daño posible. Tantas veces por sesión como su rango de Fuerza, pueden repetir una tirada de daño, quedándose con el mejor de los dos resultados.

-Rango 3: El Rugido de la Avalancha
Como una letal avalancha, el samurái del estilo Ryusen golpea con enorme velocidad. Puede efectuar ataques con armas con el descriptor Samurái como acciones Simples en lugar de Complejas.

-Rango 4: La Firmeza de la Montaña
Con esta técnica, el bushi Ryusen es capaz de aguantar lo peor de cualquier ataque. Puede gastar un punto de Vacío al recibir Heridas, para obligar a su oponente a descartar los dos dados con el resultado más alto de su tirada de daño, incluso si esto reduce la cantidad total de dados guardados. Este efecto no puede reducir el daño a menos de 1g1.

-Rango 5: El Momento de la Victoria
Tras aguantar lo peor de un combate, llega un momento en el que el samurái Ryusen se juega todo por el todo, el momento en el que vence o muere. Mientras esté en posición de Ataque Total, guarda un número de dados de daño adicional igual a la mitad de su fuerza redondeando hacia arriba. Sólo puede obtener ese bonificador cuando empuñe armas con el descriptor Samurái.


Escuela Shugenja Kodai:

Aunque recibe su nombre de forma informal,  por su primer miembro y ahora maestro de la escuela, Hukuro Kodai, todos los miembros del clan que muestran afinidad con los Kami, tras un entrenamiento básico en el Clan, son enviados a tierras Fénix donde son adiestrados en la escuela de shugenjas Isawa.

Beneficio: +1 a Consciencia.
Habilidades: Conocimiento: Teología, Hechicería, Medicina, Meditación, Caligrafía, una Habilidad de Conocimiento, y una Habilidad Noble cualquiera.
Honor: 4.5
Equipo Inicial: Túnica, Wakizashi, un arma cualquiera, bolsa de pergaminos, equipo de viaje, 5 kokus.
Afinidad/Deficiencia: Fuego / Agua
Técnica: El Fuego Purificador - Los shugenja Yudai  tienen un aumento libre en todos los hechizos de Fuego.
Hechizos Iniciales: Sentir, Comunión, Invocar, más 3 hechizos de Fuego, 2 de Aire y 1 de Tierra.

Personajes: Yoshin


Hukuro Yoshin nació como el primogénito de un eminente miembro de los Hukuro, destinado  a seguir los pasos de su padre, Hukuro Yorinaga, al servicio del Daimyo del Clan, Hukuro Tetsuo. Pero una cosa es el destino que creemos que nos está marcado y otra diferente es el destino real que los kami nos tienen reservado.
Yoshin aún era joven cuando su padre lo llevo por vez primera a la corte para que aprendiera los entresijos de tan noble arte para el bien del Clan. Allí, entre sagaces cortesanos, comenzó a labrarse su destino, pues con el ímpetu del joven inexperto, deseoso de agradar y ser útil, cometió un terrible desliz, un insulto que casi tuvo que pagar con un mayor y duro castigo como era el sepukku.
Pero no fue así.
Su padre intervino por él, y se sacrificó para limpiar el honor de la familia y que su hijo permaneciera vivo, pero exiliado, en un monasterio. Destrozado por el sepukku de su padre, ingresó en el Templo de los Siete Sellos, y comenzó a ser adiestrado para la protección, junto a los miembros del mismo, de la Cripta de Shinshei.
Al principio no le gustaba su vida, pues su alma era de bushi, pero con el paso del tiempo, comenzó a disfrutar de una forma de vida diferente, a la par que descubría la teología y la meditación. Lograba poner en armonía su cuerpo y mi mente, notaba como el Vacío recorría su interior y le permitía hacer cosas sorprendentes.  
Finalmente había descubierto dual era su destino, el camino que los dioses habían marcado para él.

Personajes: Hukuro Kento

Kento es un samurai joven, de mediana estatura, delgado y poco musculoso. Sus facciones no son agraciadas, pero posee una mirada es atenta y serena, que junto a su voz profunda, lo hacen parecer más solemne de lo que se le atribuiría a su aspecto.

Como segundo hijo de Hukuro Tetsuo, Daimyo del Clan del Buho, Kento fue educado para ser la mano derecha del que estaba destinado a ser el líder del Clan, su hermano mayo, Hukuro Kenshi, del que se decía que era la viva imagen de Doji Hukuro. 

Kenshi era un samurai fuerte y duro, un gran duelista y muy apreciado por todos, en especial por su padre, que estaba enormemente orgulloso de él. Kento apenas es una sombra de lo que su hermano fue.

Únicamente el sensei de Kento lo apreciaba antes de ser el heredero. Quizás por que el hermano mayor entrenó en el dojo Kakita o quizás por que el sabio sensei observó algo en Kento que los demás pasaron por alto. Es posible que esta sea la razón por la que las sabias palabras de su sensei tienen un valor incalculable para el samurai. 

Flacucho y débil, aferrandose al sentido del honor es como consigue mantenerse ante posición que ha recaído sobre él como heredero del clan en la actualidad. Tampoco esta preparado para asumir su función como representante del clan en la corte, no obstante es perseverante y testarudo como para esforzarse y llegar a estarlo algún día.

Una de las mayores flaquezas de Kento es su capacidad para preocuparse por los problemas ajenos, llegando en ocasiones a involucrarse demasiado, dejando incluso que las emociones nublen su buen juicio.

Pero el joven samurai también posee notables virtudes.

Posee un fuerte sentido del deber. Sabe que no puede fracasar, que si no cumple con sus obligaciones, no solo defraudará a todos, sino que su fallo pondrá en evidencia a toda su familia y a su clan, deshonrándolos frente al imperio, de modo que se esfuerza a diario por superarse a sí mismo.

Kento tiene la capacidad de comprender una situación desde varios puntos de vista, y esa perspectiva muchas veces es su punto fuerte. También suple su debilidad de de cuerpo y mente con un espíritu fuerte, templado con sus ideales en las virtudes del bushido. El bushido es sagrado para este samurai y su fe inquebrantable en él es una hoja de doble filo.

Kento opina que su clan debe asentarse, forjar alianzas y crecer. Para proteger los pergaminos es necesario eliminar la posibilidad de que el clan sea destruido o absorbido por otro. Sabe que debe buscar una esposa que honre al clan y a la familia, así como que es imperativo que tenga descendencia cuanto antes, ahora que es el heredero.

A Kento no le gusta jactarse de sus logros, prefiriendo una actitud discreta, tampoco le agradan los juegos de azar ni las apuestas, y encuentra incomodo dedicarse a la meditación.

Sin embargo disfruta estudiando la historia del bushido, conociendo tácticas militares, jugando a juegos de estrategia como el go y pasando ratos en la casa de las geishas. El bushi también tiene dos aficiones poco comunes, como son la cetrería con buhos y su curiosidad sobre las costumbres de los heimin.

En su hogar cuida con mucho afecto a una de las criadas, protegiendola y siendo gentil con ella. Esto se debe a que su hermano mayor le confió un secreto antes de morir: estaba profundamente enamorado de esa muchacha, Kento piensa que debe cuidar de ella para honrar la memoria de su hermano.

Si hay alguien en quien confiaría su propia vida es en su primo Daiki, un bushi de modales sencillos pero que ha demostrado, bajo su rudeza, ser un paladín de la honradez.







miércoles, 24 de octubre de 2012

Familias del Clan



Familia Hukuro

Beneficio: +1 Agilidad

La familia fundadora del clan, y por ello, la más numerosa. Tras unos inicios difíciles, el antiguo Doji Hukuro, ahora Daimyo del clan, se dio cuenta de que tenía muy pocos hombres a su servicio para desempeñar la labor que se les había encomendado. Por ello, a pesar de la oposición de sus aliados Grulla, comenzaron a aceptar miembros de otras familias vasallas que buscaban gloria o una mejor situación al ser ninguneadas por los Grandes Clanes. De este modo, los Hukuro son una amalgama de familias de varios clanes que por ahora, han encajado perfectamente bajo un objetivo común. 


Familia Ryusen (Vasalla)

Beneficio: +1 Voluntad

Al poco tiempo de la fundación del clan, un hombre se acercó a las puertas del recién construido Kyuden Hokuro. Decía llamarse Ryusen, y era un hombre alto y de amplias espaldas, de rostro pétreo y mirada dura. Venía acompañado de una veintena de hombres como él, y ninguno de ellos portaba ningún mon de clan, eran ronin. 

Ante la presencia del daimio, Ryusen se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, al igual que sus hombres. Solicitaban al nuevo señor la posibilidad de ingresar en su clan, o en el caso de ser rechazados, cometerían seppuku, pues no estaban dispuestos a seguir viviendo en el deshonor.
Hukuro los contempló largo rato, sin hablar. Los ronin aguantaron ese tiempo sin moverse y sin hablar. El daimio entró en su casa, y los ronin quedaron en el patio del castillo, en la misma posición. Pasaron dos días y dos noches, y los samuráis no emitieron ni una queja, a pesar de los estragos del hambre y el frío. Por fin, Hukuro se acercó a Ryusen y le ordenó que se levantara. Desde ese momento, tenía un señor a quien servir. 


Familia Kodai (Vasalla)

Beneficio: +1 Inteligencia

Hukuro Kodai fue el primer shugenja nacido en el seno del Clan del Buho, y tal y como había acordado el Clan del Fénix, tras su adiestramiento inicial, finalizó sus estudios en las prestigiosas y elitistas escuelas Isawa. 
 Aunque al principio fue tratado con desprecio apenas contenido por venir de otro clan, Kodai pronto demostró una fuerte afinidad con el Elemento Fuego, y comenzó a especializarse en la magia de dicho elemento, llegando a igualar incluso a los poderosos Fénix en el dominio del mismo.

Cuando volvió a las tierras del clan, comenzó a adiestrar a las posteriores generaciones en su escuela shugenja basada en fuego, y pronto el Daimyo del Clan le otorgó su propio nombre de familia vasalla.